
Carlos Franciscon
Carlos David Franciscon, nació en 1983, en la ciudad de Americana, São
Paulo, Brasil.
Es casado con Andrea, y padre de los pequeños Lucas y Amanda.
Es técnico en Electrónica, Bachiller en Teología y Bachillerando en
Filosofía.
Desde pequeño fue un niño muy curioso e interesado por las ciencias en
general. Estudió electrónica, en su adolescencia, en una escuela de
Americana, tomando gusto por esa área, especialmente la de
automatización.
Su carrera profesional se inició el año 2000, en Santa Bárbara d’Oeste,
donde trabajó en una pequeña empresa de reforma de máquinas. Allí,
durante cinco años, se desenvolvió en programación PLC y montaje de
paneles eléctricos. En paralelo, comenzó a estudiar Teología, por causa
de su gran interés por esa área.
En 2006 empezó a trabajar en una multinacional del área de embalajes y
procesos para alimentos, en la función de técnico de manutención de
máquinas. Además del trabajo en la empresa, mientras estudiaba
Teología, fue profesor, los fines de semana, en la pequeña Iglesia a la que
pertenecía en Santa Bárbara.
Su carrera comenzó a destacarse en la empresa, y luego fue promovido a
instructor de entrenamientos, después de un proceso interno de selección,
dada su facilidad de compartir conocimientos. Desde entonces, ejerce esa
función hace ya 11 años. En esa nueva posición, tuvo la oportunidad de
ampliar su bagaje cultural, ministrando entrenamientos en más de 22
países distribuidos por los cinco continentes, enriqueciendo mucho su
visión de mundo y de respeto por las diversas culturas, así como el
perfeccionamiento de los idiomas inglés y español.
Fue durante el inicio del curso de Teología que descubrió su gusto por la
escrita, habiendo escrito, hasta este momento, artículos cortos y textos
para la reflexión solamente. Sin embargo, las cosas cambiaron mucho
con la impactante experiencia por la cual aún pasaría en aquel fatídico
año de 2017.
Su esposa, Andrea, desenvolvería un tumor raro, junto con la gestación
de Amanda. Durante ese período conturbado, Carlos escribía pequeñas
notas en el celular, una especie de diario. Pero, la forma como él y su
esposa enfrentarían la enfermedad, y el magnetismo y el optimismo
contagioso de la pareja, cooperaron para que él escribiese y publicase su
primer libro: “En la Alegría o el Dolor”.
A pesar de ser teólogo graduado, a Carlos no le gusta ser considerado
como alguien “religioso”, porque, según él, la religión es apenas una
opción condicionada a algunos dogmas, muchas veces humanos, ya que
la espiritualidad es un concepto mucho más profundo e intrínseco del ser
humano. Tiene una fe equilibrada, que no vive la ilusión de un mundo
perfecto, sin problemas, sino una fe basada en las enseñanzas de Jesús,
que es muy realista con relación a las dificultades por las cuales pasamos
en esta vida. Este es un asunto sobre el cual pretende escribir en el futuro.